Desnutrición aguda – moderada y severa en niñas y niños menores de 5 años

La desnutrición está relacionada con la desigualdad en el consumo alimentario, la cual se encuentra ligada a fenómenos sociales más globales y a menudo responde a problemas estructurales endémicos en la propia organización de los países con menor desarrollo. Tanto la pobreza como la desigualdad social son condicionantes para adquirir los alimentos y consecuentemente de la desnutrición. Cuando se posee un menor nivel socioeconómico y un bajo poder adquisitivo se resiente la calidad y la cantidad nutricional en la dieta.

La desnutrición en latinoamérica se calcula que afecta a la sexta parte de la población. Al evaluar factores de la desnutrición en la primera infancia, también inciden otros factores al margen de la pobreza extrema y la escasez alimentaria como es la falta de acceso al agua potable y la insuficiencia de medios sanitarios, acarreando problemas como diarreas y enfermedades infecciosas que pueden originar pérdidas de peso. Otras afecciones bastante problemáticas y endémicas, relacionadas con la desnutrición, son los retardos en el crecimiento y las insuficiencias de talla que suelen transmitirse de unas generaciones a otras (1).

Además, es claro que en el mundo no existe una crisis de disponibilidad de alimentos sino de acceso a los mismos, por eso desde la Política Pública de Seguridad Alimentaria y Nutricional Distrital se consolida la mesa estratégica de alimentación saludable, cuya finalidad es movilizar intersectorialmente estrategias para el afrontamiento de la inseguridad alimentaria y nutricional, agudizada por la emergencia sanitaria; se avanza en las líneas estratégicas del Plan Distrital de Educación Alimentaria y Nutricional, difusión de mensajes y campañas para la promoción de la alimentación saludable, el consumo de agua y el cuidado del ambiente.

La desnutrición aguda en menores de 5 años presenta una tendencia a la disminución desde el 2006; no obstante, para el año 2020 se observó un repunte en las prevalencias de desnutrición aguda (aumentando de 3,4% en 2019 a 3,7% en 2020), este repunte o deterioro en el estado nutricional de los menores de 5 años coincide con la pandemia por Covid-19 y refleja el detrimento de las condiciones socioeconómicas al interior de las familias como consecuencia de la misma. En el año 2021 luego de iniciar la reactivación económica, el indicador Distrital de desnutrición aguda en menores de 5 años cerró en 2,8% recuperando la tendencia histórica a la baja.

Durante el 2023, el 1,8% de los menores de 5 años reportados al Sisvan presentó desnutrición aguda, siendo el dato más bajo en la serie presentada (2005 – 2023). A nivel local se observa que 10 localidades registran proporciones de desnutrición aguda superiores al Distrito: Puente Aranda 2,3%, Los Mártires 2,0%, Bosa 2,0%, Suba 2,0%, Engativá 1,9%, Chapinero 1,9%, Kennedy 1,9%, Santa Fe 1,8%, Usaquén 1,8% y Antonio Nariño 1,8%.

 

Retraso en talla en niñas y niños menores de 5 años

La baja talla para la edad (T/E) es evidencia de una prolongación del estado de desnutrición, es decir que el déficit alimenticio se ha mantenido durante un periodo largo y el cuerpo se ha adaptado a periodos de deficiencia calórica, dando como resultado una talla inferior a la esperada para la edad y sexo, (también con consecuencias negativas sobre el desarrollo cerebral); por lo anterior, este indicador refleja la historia nutricional del sujeto y permite diagnosticar el retraso en el crecimiento (2). La recuperación es compleja pues se puede recuperar la velocidad de crecimiento, pero no la talla “perdida”, por lo tanto, el mejor “tratamiento” es la prevención. Los menores con talla baja para la edad y que presentan también desnutrición aguda tiene mayor riesgo de mortalidad por desnutrición; a largo plazo el retraso en talla se convierte en un factor de riesgo para presentar sobrepeso y obesidad.

Por lo anteriormente descrito, el retraso del crecimiento en la niñez es uno de los obstáculos más significativos para el desarrollo humano y afecta a unos 162 millones de niños menores de 5 años a nivel mundial (3). Es un resultado, en gran medida irreversible de una nutrición inadecuada y brotes de infección repetidos durante los primeros 1.000 días de vida. El retraso del crecimiento tiene una serie de efectos a largo plazo para los individuos y las sociedades: disminución del desarrollo cognitivo y físico, reducción de la capacidad productiva, mala salud y aumento del riesgo de enfermedades degenerativas como la diabetes, generando una alta carga de enfermedad (4).

Entre los factores que contribuyen al retraso del crecimiento y del desarrollo se encuentran un inadecuado estado de salud y nutrición materna, las infecciones a repetición durante la gestación e inadecuadas prácticas en la alimentación.

Entre las prácticas de alimentación para el lactante y el niño pequeño que contribuyen al retraso del crecimiento, figuran la lactancia materna subóptima (no adherencia a la lactancia materna exclusiva y complementaria) y la alimentación complementaria limitada en cantidad, calidad nutricional y variedad de alimentos.

Las enfermedades infecciosas graves provocan emaciación, afectando a largo plazo el crecimiento lineal según la gravedad, duración y recurrencia de las mismas, especialmente si el niño no recibe una alimentación suficiente para fomentar la recuperación.

Lo que demuestra lo multidimensional de la situación, pues la pobreza de los hogares puede llevar a una interacción entre negligencia de los padres o cuidadores, prácticas de alimentación no perceptivas, estimulación infantil inadecuada e inseguridad alimentaria que obstaculice el crecimiento y desarrollo (1).

El retraso en la talla de menores de 5 años muestra una tendencia a la disminución desde el 2008; no obstante, para el periodo 2020 se observó un repunte en las prevalencias de retraso en talla (aumentando de 12,1% en 2019 a 15,5% en 2020); este repunte o deterioro en el estado nutricional de los menores de 5 años coincide con la pandemia por Covid-19 y refleja el detrimento de las condiciones socioeconómicas al interior de las familias como consecuencia de la pandemia.

En el año 2021 luego de iniciar la reactivación económica, el indicador Distrital de retraso en talla en menores de 5 años cerró en 11% recuperando la tendencia histórica a la baja. Durante el 2023, el 14,9% de los menores de 5 años presentó retraso en talla, lo cual se relaciona con las afectaciones derivadas de la pandemia y la inflación de precios en los alimentos, impactando en la seguridad alimentaria y nutricional de las familias. A nivel local se observa que nueve localidades registran proporciones de retraso en talla superiores al Distrito: Usme 18,9%, San Cristóbal 17,3%, Ciudad Bolívar 17,1%, Chapinero 16,5%, Los Mártires 16,1%, Sumapaz 15,8%, Bosa 15,5%, Rafael Uribe Uribe 15,4% y Santa Fe 15,3%.

 

Desnutrición global en niñas y niños menores de 5 años

En la evaluación del estado nutricional de las niñas y los niños menores de 5 años, el bajo peso para la edad (P/E) por sí solo no permite distinguir el tipo de desnutrición; sin embargo, en la evaluación de menores de un año es un predictor para definir un riesgo a padecer desnutrición aguda, por tal motivo solo se utiliza para evaluar el total de una población y el riesgo de ésta a sufrir malnutrición, que se determinara de manera específica analizando el indicador de peso para la talla (P/T). El peso para la edad fue gradualmente sustituido por el peso para la talla y en 1999, la OMS adoptó oficialmente éste último como indicador de preferencia para el diagnóstico de la desnutrición aguda (5).

El déficit en el peso para la edad manifiesta una pérdida de masa corporal pero no discrimina entre desnutrición aguda o retraso en talla, lo que es el resultado de una ingesta alimentaria inadecuada, episodios de desnutrición pasados o unas condiciones sanitarias inadecuadas. Tener un peso por debajo de lo normal aumenta la morbilidad y la mortalidad en la primera infancia por la mayor susceptibilidad de contraer infecciones comunes, aumentando la frecuencia y gravedad de estas y contribuyendo al retraso de su recuperación.

La desnutrición global en menores de 5 años muestra una tendencia a la disminución desde el 2005; no obstante, para el periodo 2020 se observó un repunte en las prevalencias de desnutrición global (aumentando de 6,3% en 2019 a 7,5% en 2020); este repunte o deterioro en el estado nutricional de los menores de 5 años coincide con la pandemia por Covid-19 y refleja el detrimento de las condiciones socioeconómicas al interior de las familias como consecuencia de esta.

En el año 2021 luego de iniciar la reactivación económica, el indicador Distrital de desnutrición global en menores de 5 años cerró en 5,4% recuperando la tendencia histórica a la baja. Durante el 2023, el 6,3% de los menores de 5 años presentó desnutrición global, lo cual se relaciona con las afectaciones derivadas de la pandemia y la inflación de precios en los alimentos, impactando la seguridad alimentaria y nutricional de las familias. A nivel local se observa que nueve localidades registran proporciones de desnutrición global superiores al Distrito entre las que se destacan:  Usme 7,1%, San Cristóbal 7,0%, Ciudad Bolívar 7,0%, Los Mártires 6,8%, Chapinero 6,8%, Usaquén 6,6%, Santa Fe 6,5%, Rafael Uribe Uribe 6,5%, y La Candelaria 6,3%.

 

Exceso en peso en niñas y niños menores de 5 años

De acuerdo con la OMS la obesidad y el sobrepeso se definen como la acumulación anormal o excesiva de grasa que puede afectar la salud; de acuerdo con esto, algunos datos y cifras mundiales para este indicador son:

  • En 2016, 41 millones de niños menores de 5 años tenían sobrepeso o eran obesos.
  • El sobrepeso es el peso para la estatura con más de dos desviaciones típicas por encima de la mediana establecida en los patrones de crecimiento infantil de la OMS.
  • La obesidad es el peso para la estatura con más de tres desviaciones típicas por encima de la mediana establecida en los patrones de crecimiento infantil de la OMS (6).

Con la resolución 2465 del 2016, Colombia adoptó las recomendaciones de la OMS para la evaluación antropométrica del estado nutricional. De acuerdo con las cuales en el exceso de peso se incluye la sumatoria de sobrepeso y obesidad (IMC/E mayor a +2DE del indicador IMC/E). El exceso de peso al igual que las desnutriciones obedecen a múltiples factores, entre esos, la desigualdad, la cual afecta el acceso, la calidad y densidad de alimentos al interior de los hogares; la disponibilidad de alimentos de alto contenido calórico, ricos en grasa, azúcar y sal (los cuales suelen costar menos) o pobres en micronutrientes. Estos hábitos alimentarios, junto con baja actividad física, dan lugar a un aumento drástico de la obesidad infantil, al tiempo que los problemas de la desnutrición continúan sin resolverse.

El exceso de peso en menores de 5 años muestra una tendencia a la disminución desde el 2007; no obstante, para el año 2020 se observó un repunte en las prevalencias de exceso de peso (aumentando de 3,6% en 2019 a 5,1% en 2020) este repunte o deterioro en el estado nutricional de los menores de 5 años coincide con la pandemia por Covid-19 y refleja el detrimento de las condiciones socioeconómicas al interior de las familias como consecuencia de la pandemia, puesto que las familias en inseguridad alimentaria se ven obligadas a consumir alimentos más económicos que a la vez son más altos en calorías. Así mismo, durante el confinamiento obligatorio se limitó la interacción social y la actividad física.

En el año 2021 luego de iniciar la reactivación económica, el indicador Distrital de exceso de peso en menores de 5 años cerró en 4,5%; durante el 2023, el 3,5% de los menores de 5 años presentó exceso de peso, acercandose a los valores que se presentaron antes de la pandemia. A nivel local se observa que siete localidades registran proporciones de exceso de peso en menores de 5 años superiores al Distrito: Puente Aranda 4,1%, Bosa 3,9%, Los Mártires 3,8%, Kennedy 3,7%, Santa Fe 3,7%, Teusaquillo 3,6% y Antonio Nariño 3,6%.

 

(1) Jiménez – Benítez, D.; Rodríguez – Martín , A.; Jiménez – Rodríguez, R. y Red de Malnutrición en Iberoamérica del Programa de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo (RED MEL-CYTED). Análisis de determinantes sociales de la desnutrición en Latinoamérica. Nutrición Hosp. [enlínea]. 2010, vol.25, supl.3 [citado 2022-03-27], pp.18-25. Disponible en: <http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0212-16112010000900003&lng=es&nrm=iso>. ISSN 1699-5198.

(2) Fernández-Martínez, L. C., Sánchez-Ledesma, R., Godoy-Cuba, G., Pérez-Díaz, O., & Estevez-Mitjans, Y. (2022). Factores determinantes en la desnutrición infantil en San Juan y Martínez, 2020. Revista de Ciencias Médicas de Pinar del Río, 26(1). https://nutricion.org/wp-content/uploads/2013/11/Desnutricion-infantil.pdf

(3) Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe, 2019

(4) Cadena Erazo, E. J., & Chacha Guaño, M. V. (2020). Determinantes socioeconómicos y malnutrición (Desnutrición Crónica y Obesidad) en menores de 5 años de la población indígena de cinco cantones de la Provincia de Chimborazo: Riobamba, Alausí, Guamote, Guano y Colta, 2018-2019.

(5) Base de caracterizaciones para niños y niñas menores de 5 años

(6)  https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/obesity-and-overweight

Nota 1: para referenciar la gráfica y el análisis del presente indicador debes hacerlo de la siguiente manera: Secretaría Distrital de Salud. Observatorio de Salud de Bogotá-SaluData. Disponible en: https://saludata.saludcapital.gov.co/osb/.

Nota 2: para referenciar los datos usados ingresa a la ficha técnica del indicador, ítem fuente de la información. Como usuario de SaluData, eres responsable del uso, análisis e interpretación de los datos descargados.

 

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